Nubes grises en lo alto me protegen. Mis pies descalzos besan las olas que, ansiosas, vuelven a pedirme más y más; no se cansan de exigirme caricias con las manos, con los pies, y avanzan revoloteando en la arena, esparciendo su espuma burbujeante, jugando alegremente con mi cuerpo… Y estaba pensando en ti. Veía tu imagen en la transparencia del agua. Tus rizos, en la espuma de las olas, guiaban mis pasos hundidos en la arena. Los rayos tristes del sol iluminaban el camino para así acompañarme hasta casa y evitar, también, que caiga en mi triste soledad y no perderme en el trayecto… Pero seguía pensando en ti.
(mayo 2018)