Una mañana en la playa

El sol quema mi cuerpo
y tumbada permanezco
contemplando los dibujos
que me regala la oscuridad
de mis ojos cerrados.

Gotas de sudor resbalan
luchando entre ellas
para llegar las primeras,
y jugar con la arena
como jóvenes ardientes.

Inmóviles los brazos
y las piernas, casi inertes,
noto una suave brisa
que me regala su frescura.

La arena moldea mi cuerpo,
las olas me ofrecen su espuma
y yo abrazo este momento,
para no olvidarlo nunca

(juliol 2012)