Eres...

Eres como un árbol
que agita sus hojas
y que no para
hasta tirarlas todas.

Eres como el suelo
que no se pisa
y su superficie 
permanece fría.

Eres como las rocas
de la playa,
que con su dureza
las olas del mar quebranta.

Eres...
ya no sé qué eres,
pero... ¡sigue siendo!