Seguiré la línea del horizonte para buscar las palabras perdidas, me embarcaré en su búsqueda más allá de donde llegue mi vista. Dejaré de soñar con ángeles de alas blancas y alas negras. Saldré a la calle, desnuda y descalza, para sentir más cerca la tierra. Me embriagaré del aire de la tarde. Sonarán los cuartos en las campanas de la torre de la Catedral. Sin venir a cuento, volveré a caminar pisando fuerte los adoquines de la ciudad con mis pies descalzos y mi desnudez, que me guiarán a la playa, y encontraré, de nuevo, esa línea nítida y pulida donde hallaré aquellas palabras perdidas.
(enero 2017)